Hasta ahora se ha confirmado que más de mil personas perdieron la vida. Las agencias de la ONU continúan enviando ayuda de emergencia a los damnificados y subrayan la necesidad de mantener ese apoyo para evitar una catástrofe humanitaria.
El terremoto ocurrido hace dos días en Afganistán dejó al menos 121 niños muertos y 67 heridos, informó este viernes el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF). Hasta ahora se ha dado fe de la muerte de 1036 personas y se han registrado cerca de 1650 lesionados, pero se estima que las cifras seguirán aumentado en los próximos días a medida que avancen las operaciones de búsqueda y rescate.
“El número total de personas muertas o heridas aún no está confirmado. Las verificaciones están en curso”, dijo desde Kabul, Mohamed Ayoya, representante de UNICEF en Afganistán, en conferencia de prensa.
El distrito de Bermal, en la provincia de Paktika, tendría el mayor número de víctimas, además de que miles de casas han sido destruidas o al menos dañadas.
El representante indicó que los niños y adolescentes extremadamente vulnerables corren “un alto riesgo de separación familiar, sufrimiento emocional y psicológico, abuso y explotación, y otras formas de violencia” y adelantó que, para evitar que eso ocurra, UNICEF ya está activando redes comunitarias de protección infantil en las zonas afectadas.
La agencia de la ONU tiene el propósito de aumentar el número de proveedores de servicios de protección infantil y trabajadores sociales.
“Sabemos que los niños y las familias afectadas por el terremoto necesitan urgentemente refugio, agua potable, atención médica y protección”, agregó Ayoya.
Labor de 24 horas al día
Un equipo de apoyo de UNICEF y sus aliados, junto con las autoridades de facto, trabajan las 24 horas del día desde la mañana del 22 de junio para recopilar información a fin de guiar mejor la respuesta, mientras continúan las entregas de suministros vitales.
El Fondo también ha desplegado al menos doce equipos de profesionales de la salud en el distrito más afectado de Giyan, en la provincia de Patkika, y varios equipos móviles de salud y nutrición en el distrito de Barmal, en la misma provincia, así como en Spera, en la provincia de Khost.
UNICEF detalló que es urgente proporcionar agua y saneamiento, ya que hay un importante riesgo de diarrea acuosa aguda, además de suministros médicos, atención traumatológica de emergencia y primeros auxilios y artículos de refugio, como mantas y tiendas de campaña.
Asimismo, subrayó la necesidad de brindar apoyo psicosocial a los niños que han quedado separados de sus familias.
Evitar una catástrofe
Por su parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) advirtió que si no se mantiene la asistencia a los siniestrados afganos podría ocurrir una catástrofe humanitaria.
La portavoz de ACNUR, Chebiya Mantou, señaló en conferencia de prensa que el organismo transportó de inmediato toneladas de artículos de ayuda y personal experto para apoyar los esfuerzos de socorro en el área.
Esos artículos incluyen refugio y enseres para el hogar que incluyeron 600 tiendas de campaña, 4200 mantas, 1200 bidones, 1200 cubos, 1200 láminas de plástico, 600 juegos de cocina y 1200 lámparas solares.
Añadió que los suministros se distribuirán entre unos 4200 sobrevivientes en los distritos de Jayan, Barmal, Ziruk y Nika de la provincia de Paktika, y en el distrito de Sabra de la provincia de Khost.
Mantou aseveró que la devastación se vio exacerbada por el hecho de que la gente dormía en sus casas de barro cuando el fuerte sismo golpeó una de las zonas más remotas de Afganistán.
Además, las lluvias torrenciales que han asolado la región siniestrada en los últimos días, “agudizó la miseria”, acotó.
La portavoz recordó que cuatro décadas de conflicto e inestabilidad han dejado a millones de personas en Afganistán al borde de la inanición y la hambruna, y precisó que alrededor de 24 millones de afganos necesitan asistencia humanitaria, y que actualmente hay cerca de 3,5 millones de personas desplazadas por la violencia y 1,57 millones más por factores climáticos.